Chilanga banda del maestro Jaime López es el slang, el idioma que hablamos de la ciudad. La chuta que come chocho, chubi, chupe…, es una canción barroca, y un dibujo con personajes barrocos del maestro Héctor Morales. Testimonio de nuestra exuberancia idiosincrática en la obsesión con la letra “ch”.  

La canción describe lo que significa ser habitante de la Cuidad de México, es decir, “chilango”, Jaime nos explica: “Es de mi etapa de chilanganización. Hay algo por ahí de Pérez Prado, de Buñuel y, desde luego, Los olvidados, que es una película muy musical. Hay muchas canciones que me surgen caminando. Tomas un ritmo muy natural y esa música concreta que está a pesar de uno, te invade. Empecé con la “ch”, fue como traer un bongo en el hocico. La música para mí, para eso sirve. Es una especie de formol para sobrevivir algunas cosas, tanto el slang como el argot, la tatacha, el caló, a veces hay palabras efímeras. El chilango suele usar, no sé por qué razón, mucho la “ch”. Salió “espontáneamente”, muy entrecomillas. Había todo un arsenal de tiempo atrás. Creo que la inspiración se puede provocar. No me voy a poner místico, pero creo que el ente humano, sea lo que eso signifique, no por obra y gracia del Espíritu Santo, sino como especie animal, creo que nace inspirado. Lo demás es desarrollarlo o subdesarrollarlo. El mejor instrumento que podemos cargar es la lengua. No soy racista, pero si hablara de raza, para mí la lengua es la raza”.

Héctor Morales ha cultivado la técnica del grabado llamada buril. En su dibujo plasma los personajes que describe la canción, nos dice: “El modo de hablar en México nos remite a historia, música, espacios, gente, situaciones, todo eso lo marca la canción, y lo consideré como un escenario. El dibujo sucede en una calle emblemática del Centro Histórico, Eje Central, y una vista desde Garibaldi. Está el Teatro Blanquita, los mariachis, la Torre Latinoamericana, el Centro Histórico. Los personajes más interesantes son pachucos, cholos y chundos, en una carrocería de un coche. Es una camioneta Chevy del 52. Hay unos diablitos y unas calacas de cartón que representan un tipo de identidad mexicana. El diablo, muy mexicano, malicioso y pachanguero. Las calaveras, que representan no sólo el Día de Muertos, sino lo que representa la muerte para el mexicano”.

Las palabras con letra “ch”” siguen y Jaime dice: “La canción es un elemento vivo. Siempre está expuesto al proceso de composición, descomposición, composición, descomposición. Pese a que a veces juegas con elementos aparentemente muertos. No te vas a poner en un enfrentamiento retrógrado y querer hablarle a todo el mundo como hablaban tus abuelos. Pero musicalmente es muy importante, porque estás haciendo una música de otro tiempo que aún existe. Es como si ahorita negáramos a Mozart”.

Héctor explica cuál es la técnica del buril: “El proceso fue hacer primero el dibujo, y luego se transfiere invertido a la placa, porque es una matriz que luego se va a imprimir. La impresión queda en positivo. La herramienta que se utiliza se llama buril, es un pinzón de acero templado, con el que se corta línea por línea. Tiene que ser a mano. La herramienta no se toma como un lápiz y eso requiere un entrenamiento de varios años. Es una técnica que no se practica por las dificultades que implica. Su apogeo fue en el siglo XV y siglo XVI”.

Chilanga banda es un trabajo de lingüística, sería muy interesante que la letra siguiera en proceso, y que le agregaran dos párrafos con todas las nuevas palabras con “ch”. El testimonio vivo de la evolución de nuestra identidad.

Chilanga banda
Grafito sobre papel
50 x 30 cm
2020

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