Jorge Trujillo
Es egresado de la ENAP y ya comenzó su labor como maestro en la que trata de aportar a sus alumnos sus propias vivencias en el proceso de aprender. Hizo un posgrado en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Valencia, España. Nació en la Ciudad de México en 1987. El cine, la fotografía, la escenografía, forman parte de sus intereses creativos que entiende como un todo artístico.
“EL TÍTULO DE ARTISTA NO LO PONEN LAS PERSONAS, LO PONE LA OBRA”
La pasión es un elemento indispensable para realizar su obra. Está convencido de que el arte no son los objetos, son las horas de trabajo, es la entrega.
APORTAR INDIVIDUALIDAD A LA PINTURA
¿Qué podemos aportar visualmente con lo que ya se tiene? Esta cuestión de la novedad no existe y al mismo tiempo sí existe. En esto no hay reglas, no hay fórmulas, sólo hay que intentar hacer cosas, no importarte si es o no visualmente interesante. Al final de cuentas hay que rescatar la individualidad. Somos muy similares, todos nos vestimos de manera similar, leemos o vemos las mismas cosas. Cada momento surgen nuevos seres humanos, y cada momento hay posibilidades de rescatar esa parte interior que nos diferencia. No importa si hacemos cosas geniales, si exponemos en Venecia o en grandes recintos, uno tiene que ser humilde, si nos toca bien y si no, tratar que al final nos toque. ¿Cómo saber que algo está funcionando? Sobre todo no abandonarse, ser fiel a uno mismo es lo que yo procuro. Sacar lo que tengo dentro, los miedos, angustias, es lo que busco en mi pintura, en mi fotografía, en mis dibujos. Sacar mis pasiones, y no es que sean las mejores o las más representativas pero son las mías, son reflejos de mi individualidad.
ENSEÑAR Y APRENDER A PINTAR
Es complejo enseñar el arte, es una batalla terrible pero sí se puede aprender ¿Cómo es esto de que se puede aprender más que enseñar? Uno tiene que hacerse poco a poco a la idea, aunque uno haya decidido estudiar en una institución educativa, de que lo importante es entender esta parte de autogestionarse. La escuela es teoría, es sólo intentar descifrar ciertas claves. No podemos comprender la pintura a través de lo escrito, entonces, en esta parte de pintar, de la práctica, no importa estar en la escuela o en el taller, al final son las horas que le inviertes, el asunto es la autosensibilidad. Algunas personas necesitan irse dando pauta con una figura paternal, un maestro, y otros no. Aprender a pintar sólo te lo enseña la superficie que estás trabajando, desvelarse, ver cómo se consiguen los materiales, buscar referentes.
SER EN EL ARTE
Considero que, más que artista, antes que nada soy pintor, ésa es mi alma mater, hay qué saber distinguir, crear cosas. Me gusta también hacer traducciones de libros de arte, de artículos amplios, libros del siglo XIX o XX, lo cual me permite hacer algo bello o con alguna categoría estética. Todos somos artistas en potencia, ahora, la prueba del tiempo es: puedes llamarte artista, pero a ver si puedes mantener ese título después de cincuenta años, después de un siglo. Ese título de artista no lo ponen las personas, porque todos se mueren, lo pone la obra. No importa cómo nos llamemos hoy por hoy, yo mañana si quiero me puedo hacer llamar curador, crítico, etc.
EL OLEAJE DE LA VIDA Y LA MUERTE
Poco a poco nos estamos muriendo, poco a poco llegamos a lo desconocido, ese sentir es una inmensidad y a veces de muerte no puedes hablar tanto, entonces necesitas un gran acercamiento como el poema de José Gorostiza, “Muerte sin fin”. Nos estamos acercando a una inmensidad de lo desconocido, como el oleaje en el que procuro graduar este misterio, esto desconocido, esta muerte que más que negarla tenemos que aceptar con humildad, con ganas de ser parte de ella. No sólo es el trayecto a este misterio, a esta inmensidad de la muerte, sino de qué manera haces ese tránsito. En la pintura está la personificación de una mujer ¿Cómo se está yendo a esa parte? Ese carrito simboliza un contexto social, materialista, de consumo muy fuerte, que no nos permite apreciar ampliamente las cosas. Hay tantas cosas en nuestro mundo, en nuestra realidad, en nuestra existencia del siglo XXI que no nos permiten adentrarnos adecuadamente ni siquiera en la muerte, y ésa es mi referencia a lo que hizo José Gorostiza con su poema. Ser parte de lo inevitable es complejo pero hay momentos en los que creo que hay que permitirnos eso y momentos, también, en los que hay que resistirnos; depende qué pase en la vida, a veces hay que resistir y otras dejarse llevar.
Oscilación de un mensaje
Óleo y acrílico sobre tela
205 x 160 cm
2014
MUERTE SIN FIN (FRAGMENTO)
En la red de cristal que la estrangula,
el agua toma forma,
la bebe, sí, en el módulo del vaso,
para que éste también se transfigure
con el temblor del agua estrangulada
que sigue allí, sin voz, marcando el pulso
glacial de la corriente.
Pero el vaso
—a su vez—
cede a la informe condición del agua
a fin de que —a su vez— la forma misma,
la forma en sí, que está en el duro vaso
sosteniendo el rencor de su dureza
y está en el agua de aguijada espuma
como presagio cierto de reposo,
se pueda sustraer al vaso de agua;
un instante, no más,
no más que el mínimo
perpetuo instante del quebranto,
cuando la forma en sí, la pura forma,
se abandona al designio de su muerte
y se deja arrastrar, nubes arriba,
por ese atormentado remolino
en que los seres todos se repliegan
hacia el sopor primero,
a construir el escenario de la nada.
Las estrellas entonces ennegrecen.
Han vuelto el dardo insomne
a la noche perfecta de su aljaba.
JOSÉ GOROTIZA
Sin título (Periódico intervenido)
Acrílico sobre papel (Diario Extra)
57.5 x 44.5 x 3 cm
2014