No aprendemos del pasado, somos necios. ¿Cuántas veces nos hemos equivocado? ¿Cuántas más nos vamos a tropezar de nuevo y con la misma piedra? Es la canción del maestro Jorge Macías, habla de esas “trampas del corazón” que nos seducen, y está interpretada por un dibujo de Maritza Morillas.

Nos volvemos a enamorar y nos convertimos en títeres, “Pero fui en tu vida una diversión. Tan solo un juguete de tu colección”. Es el comportamiento ancestral de la humanidad. Maritza nos comparte su experiencia: “Este sentimiento de que otra vez está pasando esto, es que somos nosotros mismos los que creemos eso. No es que la situación se repita una y otra vez, es nuestra percepción de que se repite. El mismo autor, Jorge Macías, cuando se enamora de la persona a la que le compuso esta canción, él ya daba por hecho que se había vuelto a equivocar. Resultó que esa persona al final le dio el sí y se casó con ella. Pero él ya había compuesto esta canción, pensando que había sido rechazado”.

Anticiparse a los hechos en ocasiones nos lleva a errores o a vivirlos dos veces, Maritza nos dice: “Cuando leí la historia de la canción, se me hizo muy interesante, porque justamente él tenía la idea de que se enamoró de la mujer incorrecta, que lo iba a rechazar como lo han rechazado todas. Y no pasó, pero ya había escrito la canción”.

“Escribió la canción anticipándose a que había cometido un error y finalmente no lo había cometido. Entonces quiere decir que muchísimas veces no tropezamos con la misma piedra, sino que pensamos que nos vamos a tropezar, anticipamos la caída, sin antes haber caído”.

El dibujo de Maritza muestra a ese hombre torturado por sus propias ideas, y se inspira en la frase “Me quedé atrapado en tus ojos verdes”, Maritza explica: “Está esta ventana con la forma de ojo, es la que lo ilumina, él está todo apesadumbrado, encerrado en sí mismo pensado qué mal le va en la vida, que volvió a equivocar. Él está sentado sobre una gran piedra”. 

Su pesar no le permite ver que lo está iluminando la luz del sol, si levantara la mirada, si sacara la mirada de sí mismo, vería que el sol lo está cobijando, lo está protegiendo. No se dejaría hundir en esa tragedia que tal vez no existe.

Maritza llevó su dibujo a una reflexión personal que finalmente nos atañe a todos: “Creo que la tragedia luego nos la inventamos nosotros mismos. Lejos de ser tropiezos, este tipo de situaciones son aprendizaje. Porque somos otros después de conocimiento, al final uno termina agradeciéndolo. Porque si no me hubiera tropezado, no hubiera aprendido que puedo levantarme. Esta canción no fue tan complicado resolverla. Por el hecho del aprendizaje y la piedra. Recurrí a un modelo, vino a casa, posó para mí. Incluso la iluminación pensando en ese ojo, en la mirada, te deja apesadumbrado, que la sientes que está haciéndote daño”.

Vivir implica no solamente que nos equivocamos o que no nos equivoquemos, implica estar en el presente y hacer lo que debemos, para que nuestra vida fluya.

Con la misma piedra
Punta de aluminio y grafito sobre papel
50 x 30 cm
2020

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